Al oriente de las playas de Moñitos, un camino asciende lentamente y nos deja ver por última vez el horizonte nítido del mar tras un bosque de enormes campanos, mataratones, caracolíes y camajones. Esta es la puerta de entrada a un conjunto de pequeñas colinas redondeadas que parecieran imitar el movimiento de las olas.

Al pie de estos pequeños cerros ondulados se forman piscinas naturales en la temporada de lluvias; de allí viene el nombre de Las Tinas,  que bautiza esta vereda poblada por familias de agricultores. En ella, en medio de una naturaleza pródiga, los cultivos de plátano van formando un paisaje en el que se entremezclan árboles frutales y cultivos de todo tipo: mangos, aguacates, borojós, guayabos y matas cacao,  ñame, yuca, y ají, envuelven las casas y los caminos.
Este es el lugar en donde 67 campesinos decidieron unirse y formar APROFRUMO, la asociación de productores de frutas y hortalizas de Moñitos.  En busca de bienestar para sus familias, esta asociación ha venido capacitándose para ofrecer el mejor plátano de la región y para aprovechar al máximo las posibilidades de sus derivados.
Los bocadillos hechos al fuego lento de la leña y los canastos, sombreros y bolsos tejidos al fuego lento de los días, son los primeros productos elaborados  por este grupo de emprendedores que diariamente emplea de la mejor manera aquello que ha surgido de la tierra con el trabajo de sus manos.  
Con el nombre de su vereda, Las Tinas es ahora la marca de este sueño.

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